sábado, 30 de marzo de 2013

Querido hoyo: ¿dónde estas?

Echo de menos que todo sea como antes. Las risas, las charlas de madrugada, las ansias de abrazarnos y no soltarnos jamas. Antes pensaba que la duda era una enemiga, y la magia, mi aliada pero la realidad me esta matando y la magia no hace más que romperme el corazón en mil pedazos una y otra vez. No sé como arreglar esto, ni si quiera sé como se a roto. Estoy echa un lío, necesito espacio, alejarme de todo, huir como solo yo lo sé hacer, realizar un nuevo viaje, inventar un nuevo mundo que sea solo mío... pero a la vez necesito sus abrazos, necesito que alguien me prometa que todo va a bien, que me devuelvan las ganas de seguir creyendo en el amor y me demuestren que todos estos cambios solo van a ser para mejor. Lo cierto es que ya no sé si en realidad echo de menos todo lo de antes, solo sé que las cosas han cambiado mucho últimamente y para mi esta semana ha sido como un jarro de agua fría. Todo en lo que creía y por lo que giraba mi mundo, lo que dictaba mis reglas, se ha derrumbado y lo peor de todo... Lo peor de todo es el silencio. El no poder pedir a nadie auxilio por el miedo a que se hundan conmigo.
No sé si debo darlo todo perdido o aferrarme a esto con tal intensidad que, de los giros que de la vida, no consiga hacer que me suelte.
Solo tengo una cosa clara: necesito mi hoyo.